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Revisión de Elly de Jong

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En 2015, leí un artículo de Marco Kleijn en el periódico Haarlems Dagblad sobre su trasplante de caca. Me interesó de inmediato porque llevaba casi 40 años sufriendo dolores abdominales con el vientre hinchado, y había probado todo tipo de cosas para librarme de ellos. Además, siempre estaba cansada, sobre todo al levantarme. Responder fue fácil y en menos de una hora estaba en contacto con Marco. Me dijo que por fin había encontrado un donante sano y había seleccionado a personas que querían someterse a un trasplante de caca. Entré en la lista como reserva y ¡pude participar el 22 de noviembre de 2015! Por primera vez después del trasplante, me sentía menos cansada al levantarme y el dolor abdominal disminuyó. Por desgracia, el efecto volvió a desaparecer al cabo de unos meses. Queriendo saber si se había producido algún cambio en mi flora intestinal, me hice un análisis completo de heces en marzo de 2016. Mi terapeuta de entonces dijo que nunca había visto una mejora tan grande en tan poco tiempo. Por desgracia, el examen también reveló que tenía el síndrome de intestino permeable y SFC. ¡Nunca lo habría sabido si no me hubiera hecho el trasplante de caca! Tras ser tratada por un terapeuta ortomolecular, mi intestino permeable se curó y quise someterme a otro trasplante de caca, con la esperanza de que ahora tendría resultados más duraderos. El 7 de febrero de 2018, recibí mi segundo trasplante de un donante diferente. Por desgracia, esta vez funcionó durante menos tiempo que la última vez. Estoy muy agradecida a Marco por haber podido recibir de él el trasplante de caca. Como resultado, ahora sé que mi dolor abdominal no se debe únicamente a mi mala flora intestinal. Fue bueno saberlo porque ahora puedo empezar a buscar en otra dirección. Ahora sigo una dieta baja en estimulantes que me dio mi terapeuta ortomolecular, mis intestinos resultaron reaccionar mal a más alimentos de los que sabía, y el dolor abdominal es significativamente menor. Y todo gracias a una noticia en el Haarlems Dagblad y a un reflexivo Marco Kleijn.